¿Te sientes inferior, desbordada o incomprendida?
Estás a un clic de cambiar tu vida.
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Bienvenida, bonita. En esta página voy a explicarte en resumidas cuentas cómo funciona la regulación emocional y por qué es tan difícil regular las emociones.
Las emociones son reacciones potentes e inmediatas que se generan en nuestro cerebro como respuesta a un estímulo. Ese estímulo que genera una emoción puede ser un hecho que he vivido, una acción o un pensamiento, recuerdo o creencia que me viene a la mente.
Es decir, son un tipo de activación de nuestro cerebro que nos moviliza hacia un objetivo. Y son fundamentales para la supervivencia.
Están formadas por tres componentes:
Sensación: cuando se me tensan los músculos, me entra frío o calor, me palpita rápido el corazón.
Los pensamientos asociados.
El sentimiento: es la interpretación que hago yo de esta reacción, tanto de la sensación como de los pensamientos.
Y su función es generar una conducta en nosotros que nos ayude a adaptarnos mejor al ambiente. Por ejemplo, ante una situación injusta, sentiré enfado para imponerme y restablecer la justicia de la situación.
Las emociones aparecen en la evolución cuando los seres vivos adquieren la capacidad del movimiento. Su función es alejarnos de las fuentes que nos hacen daño y acercarnos a las fuentes de supervivencia. Por ejemplo, el miedo me obliga a alejarme de una amenaza para sobrevivir.
Al principio en la evolución, no son más que sensaciones rudimentarias, hasta que nuestro cerebro evolucionó y entonces adquirieron otros componentes, como los pensamientos o la interpretación que hacemos de la sensación.
Porque nuestro sistema emocional no está perfectamente integrado con nuestro sistema racional, de manera que a menudo nuestros deseos y necesidades chocan entre sí.
La evolución no es un proceso donde unas piezas se integran con otras en un sistema perfecto, como el engranaje de un reloj. No. Ojalá.
La evolución es un proceso de parcheado, donde los defectos evolutivos se corrigen a posteriori, superponiendo mecanismos compensatorios o añadiendo funciones extra sin preocuparse de integrarlas en el diseño.
Son un conjunto de piezas que no encajan como un puzle, sino como los enseres que acumulas en el cajón del recibidor porque no sabes muy bien dónde meterlos ni cómo organizarlos, pero sabes que los necesitas. Así es nuestro cerebro. Como el sistema de metro de Madrid, que en lugar de seguir una lógica, va añadiendo líneas y estaciones según las necesidades de los viajeros, sin rediseñar toda la red de metro para integrarlas en un sistema con sentido: todo conecta de alguna forma, pero no de la mejor forma posible.
Son las condiciones que necesita nuestro cerebro para funcionar correctamente, como la necesidad de calma, de propósito o de seguridad. Y son tan importantes como las necesidades físicas de alimentarnos o dormir.
No son caprichos, son neurofisiología evolutiva.
Por ejemplo, habrás notado que cuando estás demasiado apagado no te apetece hace nada. Se debe a que tu cerebro no tiene una activación lo bastante potente como para movilizarte hacia tus necesidades, como ocurre en la depresión.
O cuando estás demasiado nervioso, eres incapaz de dormir o de concentrarte, impidiendo que tu cerebro pueda descansar, procesar correctamente estímulos y superar las tareas que necesita hacer en su día a día.
En estos casos, nuestro cerebro tiene unas necesidades emocionales que no se están satisfaciendo y que pueden llevarnos a conductas desesperadas y dañinas para nosotros para tratar de encontrarnos mejor.
Aprendemos a regularnos emocionalmente mediante la corregulación.
La autorregulación es la capacidad de regular nuestras propias emociones. La corregulación es el proceso mediante el que otra persona nos proporciona apoyo para gestionar nuestras emociones.
Inicialmente, cuando somos bebés y no tenemos la capacidad de satisfacer nuestras propias necesidades, la corregulación se da mediante el apego.
El apego es el vínculo emocional que establecemos con las personas que nos cuidan cuando somos bebés y de ellas depende nuestra supervivencia.
Se relaciona con la regulación emocional porque estas personas son las primeras encargadas de satisfacer nuestras necesidades emocionales, son nuestra primera relación social y las primeras en mostrarnos cómo funciona el mundo.
Si nos prestan atención cuando lo necesitamos, aprenderemos que nuestras necesidades son importantes y sabremos escucharlas. Si son capaces de validarnos y calmarnos cuando nos alteramos, aprendemos a validarnos y calmarnos a nosotras mismas de mayores.
Cuando nuestras necesidades emocionales han sido ignoradas en la infancia o no se han satisfecho adecuadamente en la infancia, se pueden generar:
Heridas emocionales.
Patrones de apego inseguro.
Baja autoestima.
Conductas disfuncionales a la hora de abordar determinadas emociones.
Desregulación emocional.
La buena noticia es que la regulación emocional es un proceso dinámico y flexible que podemos aprender en terapia. ¿Quieres saber cómo?
Las emociones nos hablan de cómo estamos en nuestro entorno: si estamos bien o si es necesario ajustar algo.
Es importante que aprendamos a escucharlas antes que simplemente reaccionar o simplemente inhibirlas y ponernos en modo racional.
Para regularnos emocionalmente, existen dos procesos:
La corregulación: cuando otra persona me ayuda a regularme. Por ejemplo, llamo a una amiga por teléfono y le cuento lo que me ha pasado o abrazo a mi pareja. Es la manera preferida de nuestro cerebro de regularse.
La autorregulación: cuando yo sola regulo mis emociones. Se trata de influir en los procesos y en los componentes de las emociones: la atención, las sensaciones, los estímulos a los que me expongo, la historia que me cuento a mí misma sobre lo que siento, cómo me relaciono con lo que siento, mis creencias sobre el mundo, las conductas que hago...
La regulación emocional no es fácil. No vamos a estar permanentemente regulados. La vida a veces va a rompernos y es inevitable.
La regulación emocional no es ser inmune, no es dejar de sentir, no es no desbordarse.
Es saber qué hacer con eso que estoy sintiendo.
Es tomar decisiones y actuar sin dejarme llevar por la desesperación.
Es poder volver cuanto antes a mi calma.
Es poder.
Sea por lo que sea por lo que estás pasando, incluso si llevas años rota, aún no es tarde para construir una vida hermosa. Y yo estoy aquí para construirla contigo.
Esta es mi estructura de trabajo:
Primero evaluaremos cómo sueles gestionar tus emociones, cuándo se te disparan y qué haces con ellas. Averiguaremos en qué fases y procesos de la regulación emocional tienes más dificultades y nos centraremos en ellos. Esta es una terapia personalizada, de manera que se centrará en los procesos que te afectan a ti.
En función de los procesos que se vean afectados en tu caso, trabajaremos con aquellos que te generen dificultades a ti en concreto en el siguiente orden, de lo más básico a lo más complejo.
Con cada uno de estos procesos aprenderás cómo funcionan y cómo manipularlos en tu beneficio mediante técnicas y herramientas concretas y potenciaremos un cambio en tu actitud y en tu estado mental (mindset) para que adquieras una nueva perspectiva desde la que relacionarte contigo y con el mundo:
1) Regulación fisiológica: empezaremos por trabajar con los procesos más simples de la regulación emocional: la regulación fisiológica. Aprenderás técnicas para relajarte y bajar un puntito la ansiedad, el estrés y la activación en esos momentos en los que el corazón te va a mil y sientes que vas a desbordarte.
2) Necesidades básicas, hábitos y autocuidado: Continuaremos trabajando con tus necesidades y cómo las satisfaces. Mejoraremos tus hábitos y tu autocuidado para que seas capaz de mantenerte dentro de la ventana de tolerancia emocional y así sea más difícil que te desbordes.
3) Atención y mindfulness: la atención es la puerta de los estímulos a nuestra conciencia, aquello a lo que prestamos atención es lo que alimentamos. Por eso aprenderemos a escuchar e identificar nuestras necesidades emocionales, qué factores disparan nuestras emociones, cómo reaccionamos en esos momentos, cómo pararnos antes de actuar para decidir la mejor manera de hacerlo y cómo centrar la atención en el presente y en lo que nos hace bien.
4) Defusión: aprenderás a dejar de dar tanta importancia a tus pensamientos y a los de los demás para salir del bucle en el que a veces te mete tu cabeza. Ser capaz de tomar distancia de esos pensamientos negativos es el primer paso para poder cambiarlos.
5) Autovalidación y aceptación: aprenderás a escuchar y validar tus propias emociones, aceptarlas sean como sean y cuidarte mientras las transitas. Dejarás de reprimirlas, de evitarlas o de huir de ellas.
6) Diálogo interno autocompasivo: aprenderás a hablarte de otra manera, a ser compasiva contigo misma y no machacarte por cómo te sientes, por lo que haces ni por lo que te pasa.
7) Creencias y autoestima: trabajaremos con las creencias que tienes sobre ti misma y sobre el mundo que influyen en cómo te relacionas con los demás. Te conocerás mejor a ti misma y aprenderás a identificar y cambiar pensamientos disfuncionales sobre ti y sobre los demás y a cuestionar esas creencias.
8) Autoeficacia y compromiso de acción: aprenderás a identificar tus valores y tus objetivos y a establecer pequeños pasos que puedes dar hacia ellos. Comenzaremos a caminar juntas hacia ellos y este será el motor de tu cambio de actitud y facilitará que te regules.
Una vez que hayamos logrado un cambio en los procesos anteriores, nos centraremos en:
9) Emociones difíciles: nos centraremos en aquellas emociones que te generan más dificultades a la hora de gestionarlas, como el enfado, la vergüenza, la culpa, la tristeza... aprenderemos a reencuadrarlas y reescribir su significado en tu historia y a aprender nuevas actitudes y conductas con las que tratar estas emociones.
10) Situaciones difícilles: trabajaremos con los disparadores que más dificultades te generan. Aprenderás a manejar las emociones en situaciones difíciles, a expresarlas, recibirlas y a reaccionar in situ.
Porque no es un protocolo estándar.
Mi trabajo como investigadora (doctoranda) se centra precisamente en mejorar la eficiencia de las terapias basadas en procesos, como la regulación emocional.
Mi tesis se centra en identificar y aplicar las herramientas que han demostrado mayor evidencia empírica para lograr cambios lo antes posible.
Mi objetivo es diseñar y aplicar intervenciones tan precisas que podamos observar progresos desde la primera sesión de trabajo.
No siempre es posible un cambio radical en 50 minutos, pero sí es mi estándar de trabajo: que cada sesión sea un paso tangible hacia tus objetivos.
Lo que puedo prometerte es un mapa de ruta personalizado de la mayor eficiencia posible basado en la evidencia científica.
Mi rol será guiarte y entrenar a tu cerebro para que haga clic lo antes posible. El tuyo, traer tu compromiso y tu experiencia única. A partir de aquí somos un equipo: tú accionas y yo te enseño cómo.
Esta es una terapia personalizada y cada proceso es un mundo y cada persona llega con unos objetivos y dificultades únicas, por eso no trabajo con promesas genéricas ni plazos rígidos.
La mayoría de mis pacientes comprometidos con la terapia logran este cambio en un periodo de entre 3 y 6 meses (entre 12 y 24 sesiones semanales aproximadamente) mediante la estructura de trabajo que te propongo.
El objetivo de esta terapia conmigo no es que aprendas herramientas para autorregularte. Es que construyas una nueva rutina basada en la paz y en la calma mental.
El objetivo no es que nada te perturbe. Es que puedas volver a tu estado de calma lo más rápido posible cuando pases por un mal momento.
El objetivo no es que no experimentes emociones negativas jamás, eso es imposible. Es que te conviertas en un lugar seguro para ti misma y sepas qué hacer con esas emociones en ese momento.
Juntas vamos a construir los cimientos de tu regulación emocional para que a partir de ahí puedas perseguir tus objetivos y seguir construyendo la vida de tus sueños sin mí, sin que un mal día te detenga.
No es un camino fácil, pero es la oportunidad para descubrir lo que es vivir con paz mental y que tus emociones no paralicen tus sueños.